Las mujeres que lo bailaban vestían el pāū de todos los días o falda envuelta, que dejaba el pecho al descubierto. Como señal de demostración de lujo, la pāʻū podía ser mucho más larga que el kapa habitual o tela de corteza, que tenía la longitud justa para enrollarlo en la cintura. Los visitantes hablan de bailarinas envueltas en gran cantidad de tapa, suficiente para incrementar de forma notable su circunferencia. También podían lucir collares, brazaletes, pulseras tobilleras además de muchos lei (en forma de coronas, collares, brazaletes y pulseras tobilleras).
Los hombres vestían el malo de todos los días o tela de costado. Igualmente podían llevar un malo voluminoso, hecho de mucha tapa. Lucían también collares (lei), brazaletes y tobilleras (kupe'e).
Los materiales para el lei que se lucía en las actuaciones se recolectaban en el bosque, tras hacer cánticos y oraciones a Laka y a los dioses del bosque.
El lei y la tapa que se llevaban en el hula sagrado se consideraban imbuidos de la santidad de la danza y no podían llevarse después de la ceremonia. El Lei se solía dejar como ofrenda en el pequeño altar dedicado a Laka que había en cada halau.
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